La "gallina" puso huevos

Se puede ser muy bostero. Puedes decir que "La 12" es la mejor hinchada de sudamérica, incluso del mundo. Maradona es de Boca. La Bombonera es de los mejores estadios para "sentir el fútbol", que Boca Juniors ha estado de moda en el último lustro, etc. Pero no se puede decir que River no tiene corazón. Así lo demostró el domingo. Venía de una campaña baja, muy baja. Era una tarea demasiado complicada.

Quedaba media hora para el pitazo inicial y la gente de River ya había cumplido su tarea, llenar el Monumental. Boca era favorito. Tiene grandes aspiraciones al título y un plantel con 4 o 5 jugadores de calidad mundial. Es cierto que los clásicos son partidos apartes. Que vaya como vaya el equipo en el campeonato, ese duelo no se puede perder. Pero no me van a decir que llegar con una mala campaña no influye en lo anímico. Así le pasó a River. Estaba contra las cuerdas y daba la impresión que "tiraba la toalla".

Salta River al pasto del Monumental. Una entrada como todos los fanáticos esperamos. Mucho grito, banderas y papel picado. Los primeros cuatro jugadores de Boca que ingresaron a la cancha, entraron con los ojos cerrados y no dudaron en tocar sus frentes, pecho, y hombros en señal de cruz. Cuando ya los once estaban en fila para con brazos en alto saludar a la barra "xeneize", miraron el estadio como quién admira una obra de arte. Impactados. Entre tanto rojo buscaban algo azul o amarillo. Cuando lo encontraron por allá arriba, recién levantaron los brazos. Parecían asustados. No puedo afirmar que lo estuvieran, pero al menos, asi se apreciaba por TV.

Comenzó el partido y River sabía que debía atacar de un principio, de lo contrario, todo se pondría color de hormiga. A Boca no hay que esperarlo. Eso muchos lo saben, pero pocos se atreven. En esa dinámica llega el primer gol. Merecido. Pero ante las individualidades no hay mucho que hacer y así lo confirmó Palacios al empatar, un tremendo golazo de un tremendo jugador.

Pienso que los goles venideros de la banda sangre, se basaron en 4 aspectos:

1. Boca salió a buscar el partido
2. River fue siempre un equipo ordenado
3. Creo que en Boca faltó experiencia (hubo desorden, ansiedad y desesperación)
4. River supo contratacar y concretar

Debo admitir que el espectáculo me sorprendió. Sin Gallardo ni Ortega, River entró a la cancha con pintura de guerra, tranquilidad, fútbol simple y humildad, para ganar un súper clásico que se teñía de antemano de azul y amarillo. Sin embargo, cabe reconocer el trabajo de Palacios, Gago y Bobadilla. De no ser por ellos, el marcador hubiese sido más abultado que el que resultó ser y "La Gallina", hubiese puesto un huevo más grande del que puso.